jueves, 21 de agosto de 2008

....No hay muerte que nos mate....(Paul Gerhardt)



En estos días con tragedias cercanas a nosotros y siempre tan incomprensibles, con frecuencia intento refugiarme en Paul Gerhardt. Es un poeta de la consolación y de la esperanza. Desde el siglo XVII hasta hoy -especialmente entre los luteranos- sus himnos y cantos han reconfortado a muchos. El himno del video es ‘Lobet den Herrn alle Heiden’; o sea, el salmo 116 de alabanza al Señor. Es un canto de fidelidad que recobra un especial significado en la adversidad.

Un fragmento de una oración de Gerhardt dice así: Dios, sé misericordioso y ayúdame. Dame fuerzas para soportar lo que me envías. No dejes que el temor me domine. Cuida paternalmente de los míos, de mi esposa y de mis hijos.



jueves, 14 de agosto de 2008

Meme de Freia. El defecto de nuestro actual Mandarín.





Mi flojera es superlativa. Y ésta, y no otra, es la razón del descuido, rayano en lo descortés, de no cumplir como se merece el meme de una Condesita iconoclasta y heterodoxa. No sé lo que le pasa a cierta nobleza, que como la fallecida y de sugestivo discurso, la XXI Duquesa de Medina Sidonia, son republicanos, rojos y singulares en punto a lo afectivo. Parecido fenómeno (al menos en lo político) acontece con algunos que siendo lumpen proletariado votan (al decir de los comentaristas de izquierda) contra sus propios intereses.
El caso es que mi querida Freia, instigada por un sublevado del Potenkim (don Bolche), se comprometió a señalar cuatro defectos del actual Gobierno menchevique del Sr. Zapatero. Ella hacía notar: a)su posición sobre la votación sobre inmigración en la Eurocámara; b) dejación de temas de carácter social y de justicia; c) la elección de don José Bono y d) la inacción inicial del Gobierno en pleno putch del transporte.
Yo por el contrario soy muy respetuoso con los 100 primeros días del cualquier Gobierno, si bien es verdad que éste no deja de ser continuación del anterior. Por eso voy a señalar un defecto, a mi modo de ver capital (auténtica caja de Pandora), que prosigue en este Gobierno nuevo. Es, Sras.Sres., la perversión semántica. Quizás me digan que no tienen ellos la exclusiva del tal vicio. No digo que no. Pero dada la posición en la que están se le debe pedir más responsabilidad.
Para aclarar mi posición me voy a servir del siguiente comentario del profesor don Jesús Mosterin ("La filosofía oriental antigua. Historia de la filosofía II". Alianza Editorial): Cada palabra, cada nombre tiene un significado. La aplicación correcta de esa palabra a algo implica que ese algo corresponda al significado de la palabra, posea las notas esenciales pertinentes. Pero con frecuencia ocurre que las palabras se aplican mal, que los nombres se predican de objetos o personas carentes de las notas esenciales correspondientes al significado de tales palabras. Entonces se genera un gran confusión. La perversión semántica se traslada al plano social y producen desorden y anarquía, pues las palabras han dejado de constituir puntos de referencia fiables. Por eso la "regeneración de los nombres" ha de empezar por la "rectificación de los nombres", por volver a un uso preciso y exigente de las palabras, que sólo deberán aplicarse en los casos que realmente lo merezcan. Preguntado el maestro Kong (el profesor Mosterín utiliza esta transcripción para el nombre de Confucio proveido en su día por los jesuitas) por la primera medida que habría que tomar para ordenar el Estado, éste respondió: "Lo primero que hace falta es la rectificación de los nombres...Si los nombres no son correctos, las palabras no se ajustarán a lo que representan y, si las palabras no se ajustan a lo que representan, las tareas no se llevarán a cabo... y el pueblo no sabrá como obrar. En consecuencia el hombre superior precisa que los nombres se acomoden a los significados y que los significados se ajusten a los hechos. En las palabras del hombre superior no debe haber nada de impropio".
El mismo Mosterín en otro libro ("La naturaleza humana", Espasa Calpe) nos señala: "Wittgenstein nos incitaba a estar vigilantes ante las trampas de que nos tiende el lenguaje, en las que fácilmente caemos y quedamos atrapados sin darnos cuenta. Concebía la filosofía, o al menos su filosofía, como una terapia lingüística, como un intento de disolución de los seudoproblemas que atenazan nuestra mente."
Y esta es la hora en que con desaceleración acelerada me voy de vacaciones. Que nos vaya bien a todos.